Me encontré con un gran artÃculo el dÃa de hoy en The Resurgence (link roto). Este revisa maneras de llevar una conversación evangelÃstica hacia Jesús.
Aquà está lo que me gusta:
En Hechos 17, Pablo empezó con las ideas religiosas y filosofÃas de la gente.
En Hechos 13 el empezó con la historia judÃa, y
En Hechos 14 empezó con la naturaleza.
En qué parte empezamos depende de donde vivimos y con quien nos encontramos.
Hacia donde vamos ya esta resuelto—es hacia donde Cristo murió y se levantó victoriosamente sobre la muerte.
Por décadas nos hemos acercado a la gente con preguntas evangelÃsticas/de diagnostico como, “Si te murieras hoy, ¿Estás seguro de donde pasarÃas la eternidad?†y “Y si Dios te preguntara, ‘¿Por qué debo dejarte entrar al cielo?’ ¿Qué le dirÃas?â€
Aunque útil como lo son estas preguntas, ellas quizás no sean la mejor propuesta en cada situación.
Ahà es donde se requiere discernimiento espiritual y sensibilidad en las relaciones de parte nuestra.
El resto del artÃculo explora como iniciar una conversación y la riqueza del evangelio.
El evangelio trata sobre palabras que nos pueden incomodar: la creación, Jesús, el pecado, el arrepentimiento, el perdón, y la transformación, por nombrar solo algunas.
Palabras duras, pero aun más duras de olvidarlas.
Para compartir a Cristo, tenemos que ir más allá de formulas que caben en servilletas.
El evangelio no es un garabato.
Acaso, ¿no es la historia de la redención y reconciliación de Dios por Su creación más grande de lo que podemos alcanzar a graficar en una servilleta?
La gente esta buscando—pero esta buscando algo mas que seguro contra incendios o “cinco pasos a la libertad económica.â€