Una de la cosas que enfatizamos en nuestra enseñanza es el estar atentos a esos momentos en que podemos sembrar una semilla en una conversación cotidiana.
El encuentro
Hoy, le estaba regresando la llamada a un desconocido que deseaba comprar uno de mis artÃculos de CraigsList. HabÃamos conversado unos cuantos dÃas antes para hacer los arreglos para recoger el articulo pero los planes fracasaron.
Durante la conversación del dÃa de hoy, me dijeron que su papá habÃa tenido una emergencia médica y que nuestra pequeña transacción era ¨lo mas lejano en su mente.¨
Aquà está el intercambio en contexto- ya estábamos llevando a cabo una transacción de negocios.
Pero con esta crisis en su vida, yo ofrecà orar con ella en el teléfono. Le dije, ¨Yo se que no sabes nada de mi. ¿Te gustarÃa que orara contigo sobre tu papa?¨
Su respuesta: ¨Yo no hago eso de la religión. Gracias, pero no.¨
Con eso, la conversación llegó a un abrupto e incomodo final.
¿Que ocurrió?
¿Planté la semilla? No lo se.
¿Logré alcanzar alguna cosa para el reino? No lo se.
Irritará mi pregunta como sal en una herida? No lo se.
¿Tuve acaso un momento evangelÃstico? No lo se. Tuvo potencial.
¿Puede Dios hacer algo con eso? Tenlo por seguro.
Cuando ofrezco orar con la gente en respuesta a algo que me han compartido, usualmente ellos aceptan y tengo la oportunidad de orar. ConfÃo en el EspÃritu de Dios para que me muestre como orar y algunas veces, la dirección de la oración llega directo al corazón. A menudo conduce a más conversación y a veces me preguntan ¨¿Como sabÃas que debÃas de orar por eso?¨ (palabra de sabidurÃa, quizás?)
A veces, tengo la oportunidad de darle seguimiento a la persona y ver como salieron las cosas y tengo la oportunidad de hacerle la pregunta: ¨¿Crees que el que hayamos orado tuviera alguna cosa que ver con eso? ¿Será que Dios respondió tu oración?¨ Eso lleva a más oportunidades y demás.
El punto:
He aprendido a tomar el riesgo y ofrecer orar con la gente cuando me comentan casualmente sobre alguna crisis en su vida. Desconocidos, amigos, compañeros de negocios – no importa. Tomo el riesgo y les pregunto ¨¿Puedo orar contigo?¨
Puede que sea una pieza (de muchas) que Dios utiliza para atraer a la gente a sà mismo y mostrarse en acción. Tú puede que no sepas como la persona responderá, o como irá todo, pero el punto es tomar el riesgo.
Déjame preguntarte esto:
¿Cuando fue la última vez que interrumpiste tu dÃa ajetreado para ofrecerte y orar con una persona que casualmente te compartió una crisis en la historia de su vida durante una conversación trivial?